¿Dónde está el limpiacristales?

¿Dónde está el limpiacristales?Nunca pensé que una pregunta tan sencilla fuera a ponerme tan nervioso:- Cariño, sabes dónde está el producto para limpiar los cristales? - me preguntó mi mujer. - Sabes qué hace aquí en nuestra habitación? - ahora les cuento qué pasó.Llevo casado cinco años y por vicisitudes de la vida, mi mujer y yo desde que fuimos padres dejamos de tener relaciones sexuales, ha pasado tanto tiempo que ahora mismo aún queriéndonos y respetándonos, no creo que volvamos a mantener aunque sigamos juntos por el Bi estar de nuestra hija. Les cuento todo esto para que comprendan por qué un hombre de 38 años se ve abocado a masturbarse cada dos por tres para tener algún tipo de placer.Normalmente siempre he tirado de xhamster y otras webs para ver vídeos porno, conseguir excitarme y así poder masturbarme. Tengo un miembro bastante corriente, sin embargo tengo la particularidad que requiero de mucha excitación para llegar a correrme, así que puedo estar viendo vídeos durante horas para lograr una buena paja. Suelo aprovechar a eso de las cuatro de la tarde que me quedo solo en casa para darme ese placer hasta las seis que debo recoger a mi hija del colegio.Metódicamente cierro la puerta de casa con la llave echada, bajo la persiana, me quito la ropa y pongo la toalla sobre la cama para correrme a gusto, enciendo el ordenador y voy dando rienda suelta a mis búsquedas para ver vídeos, pero aquellos días fueron diferentes.Cerré la puerta, y fui a mi habitación, y según me acerqué a la ventana para cerrar la persiana me percaté que la vecina estaba en su habitación cambiándose con la ventana entre abierta. Es una mujer de mediana edad, medirá un metro setenta, melena rubia ondulada y delgada, con un pecho mediano y unas largas piernas, el culo lo tiene firme, sin ser escandaloso. Me quedé por un momento mirando cómo se desprendía de la blusa embobado, llevaba un sujetador azulon sencillo pero que le sentaba estupendamente, continuó sentándose en el borde de la cama para quitarse los zapatos, y fue el momento en que se dio cuenta que tenía la cortina sin correr y se apresuró a cerrarla. En cuanto se acercó a la ventana yo eché mi persiana rápidamente para que no me viera.No fue una escena premeditada ni ella tuvo ningún comportamiento sensual, sin embargo yo tuve una excitacion instantánea, me tiré en la cama sobre la toalla y me hice una paja antológica.Mas tarde fui a por la niña al colegio y al volver nos cruzamos con la vecina, Alícia. Según nos íbamos acercando ella se quitó las gafas de sol para mirarme de arriba abajo con un gesto descarado para que yo me percatase, y cuando nuestras miradas se cruzaron me sonrió. ¿Me habría visto? ¿Sabría que le estuve mirando?Al día siguiente deseaba que llegasen las cuatro para estar sólo otra vez. Cerré la puerta, eché la llave y corrí a la ventana, pero me asomé despacio agachado, efectivamente allí estaba ella. Comenzó a quitarse la camisa, la dejó caer al suelo y se sentó de nuevo en el borde de la cama. Ésta vez empezó a descalzarse y levantó la mirada confirmando que la cortina estaba abierta. Quitándose los calcetines se quedó mirando hacia mi ventana con pena de no verme o eso creo, así que me puse de pie como si fuese a cerrar mi persiana y que me la encontraba por sorpresa.En cuanto nos vimos, sonrió sutilmente y se mordisqueó el labio según se agachaba a recoger la camisa y los calcetines, y esta vez los movimientos sí eran pensados y sensuales, sin caer en la vulgaridad. Yo seguía mirándola, y la saludé, a lo que ella suspiró y se acomodó el sujetador, yo debí poner los ojos en blanco porque soltó una carcajada y mirándome me hizo el ademán de que yo tb me quitase la camisa, así que eso hice. Dejé el pecho descubierto y ella lo admiró como yo el suyo. Nos saludamos, cerramos las cortinas y cada uno se fue por su lado, yo a cascármela y relajar el calentón que tenía.Estuvimos varios días haciendo lo mismo, como un juego de chiquillos. Un día nos encontramos en el supermercado, nos miramos y sonreímos como dos adultos que se daban cuenta de que estaban haciendo el tonto pero que no hacían mal a nadie, la cosa no iba a ir a mas. Al cruzarnos en uno de los pasillos ella se me acercó y comenzamos a hablar:- Buenos días Diego, por fin nos encontramos sin ventanas de por medio, jaja.- Pues sí, que parece que nos vemos por la tele jaja.- Se lo has contado a alguien? - me preguntó- No no - le contesté rápidamente - no quiero que la gente piense que soy un miron salido jaja, estate tranquila que esto queda entre nosotros.- Pues tampoco me pareces un salido hombre - me dijo - si no hacemos nada malo, peor es la gente en la playa, nosotros solo nos hemos mostrado el torso. O es que eres un salido y no lo he visto yo? - sonrió suspicazmente.por un momento me puse colorado - ahhhh te pillé jajaj, estás rojo como un tomate - continuó.- Perdona Alícia, no quiero parecerte grosero, perdona.- Tranquilo Diego, te tomaba el pelo, me parece estupendo hagas lo que hagas. Nosotras también lo hacemos - Me lo imagino jaja, - comencé a envalentonarme - si estoy deseando que un día no corras la cortina tras quitarte los zapatos y sigas jaja.Esto era una petición en toda regla, y ella tonta no era, así que sonriéndome se despidió con un: hasta la vista mironcillo.Esa misma tarde y puntual como siempre, esperé en la ventana creyendo que con nuestra conversación tal vez me dejase ver algo más, pero mi gozo en un pozo, no apareció, y con las corridas que me estaba pegando al verla, notaba que mis huevos estaban llenos esperando ser descargados, sin embargo al no aparecer me puse unos vídeos, pero no conseguía excitarme lo suficiente, así que me quedé con las ganas.Al recoger a la niña al colegio volví a cruzarme con ella, parecía apurada y cuando estábamos cerca me susurró un: lo siento, hoy no llegué, mañana tienes mi disculpa.A mis 38 años todavía me asombra como con una sola frase mi poya tiene la capacidad de deponerse dura como una piedra en un segundo, como sucedió en ese instante.Al día siguiente esperaba mi disculpa, así que a las cuatro me acerqué a la venta, descorrí la cortina con la confianza que estaría ella, pero esa confianza desapareció dando paso al asombro al verle en su ventana con un vestido precioso. Tenía los hombros al descubierto, se sostenía solo por dos finas tiras, era negro y llegaba hasta las rodillas, con una generosa abertura en el lateral que dejaban ver casi toda la pierna enfundas en unas medias finas negras y calzada con dos botines de piel. Estaba rompedora, y no había empezado a hacer nada y ya notaba mi entrepierna dura.Deslizó un tirante y después el otro, todo despacio y mirándome por momentos para seducirme aún más. Dejó caer el vestido por completo, dejándome a la vista su contorneado cuerpo en ropa interior. Llevaba un conjunto negro con algo de encaje que le realzaba el pecho. Ciertamente estaba siendo una disculpa en toda regla. Le sonreí complacidamente dándole a entender que me sentía recompensado por la falta del día anterior, pero ella negó con la cabeza y mordisqueando un dedito me insinuó que me quitase la camisa, a lo que accedí, para posteriormente ponerse de rodillas con cara de niña buena e hizo el gesto de que me quitase el pantalón también.Dudé un momento, pero ardía en deseo de hacerlo, así que me baje los pantalones dejando a la vista el bóxer con el bulto de la erección más que visible. Le hice un gesto de disculpa, intentando dar por finalizada la sesión, pero ella se subió a la cama, se tumbó sobre su espalda y levantó las piernas verticales juntas para luego ir abriéndolas poco a poco...si no fuese por la braguita le hubiera visto todo su sexo. Yo miraba impasible, y ella seguía bailando para mí, cruzó las piernas, se puso a cuatro patas sobre la cama y gateó para mi lamiendo su mano. Se quedó quieta mirándome y comenzó a lamer sus dedos como si de una poya se tratase, la lengua recorría todo el dedo, dejaba caer la saliva a la vez que contorneaba su cuerpo, volvió a tumbarse boca arriba y como si de una gimnasta se tratase se desprendió de la braguita dejando al descubierto el conejito totalmente depilado.Yo estaba lubricando cómo nunca, ya tenía el boxeen completamente manchado de blanco por la lubricación y al rozar por encima mí cuerpo se estremecía, ella comenzó a acariciarse todo el cuerpo e incorporando la cabeza me animó a desprenderme del bóxer y masturbarme. Accedí sin dudarlo, ella dio un salto de asombro al vérmela tan dura y venosa, totalmente empapada en el lubricante que emanaba del la poya y comenzamos a masturbarnos como si estuviéramos follando. Bombeaba la poya al ritmo que ella se introducía los dedos, se pellizcaba los pezones, rasgaba las medias. Íbamos en aumento y ella decidió estimular su año, se puso a cuatro patas dejándome a la vista el coño y el culo y se los perforaba sin parar, yo daba golpes con la poya sobre el cristal, me gustaba notar la dureza del cristal contra ella y el contraste de temperatura de mi cuerpo con la ventana.Cuando ella finalmente se corrió, se puso de rodillas con la boca abierta pidiéndome mi leche caliente, haciendo el gesto con la mano como si ella misma me estuviese pajeando, me puse como loco y en apenas unos segundos descargué la mayor corrida de mi vida sobre el cristal de la ventana poniendo todo perdido.Nos miramos, sonreímos y nos despedimos complacidos con el espectáculo. Cuando corrió la cortina y fui a hacer yo lo propio, vi toda la corrida chorreando por el cristal, así que fui corriendo a la cocina a coger el limpiacristales y papel higiénico, lo dejé todo limpio.Agradezco comentarios, valoraciones y likes o dislikes.