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BibliotecaEsto empieza con la promesa de una travesura. Cierto día quedé con una gran amiga con derechos sobre pasar una agradable tarde. No es como si lo hiciera cada día o fin de semana al menos, por lo que decir que estuve ansioso por el momento es decir poco. Casi no podía esperar llegase el día en donde pudiera verla y quemar hasta el más ridículo deseo sexual.Todo divertido una vez escrito en papel.Para entonces tomé la decisión de dejar de masturbarme. Como parte del juego que teníamos en mente, este siendo a la vez la apuesta de "quién puede hacer que el otro tenga un orgasmo primero". Las reglas son directas y no se necesita entender más:- Cada quien puede hacerle sexo oral al otro, masturbar o lo que sea que esté permitido para hacer llegar al climax.- Quien pierda el juego, pasará a ser el juguete del otro, dejándose hacer lo que el otro así quiera.Cabe destacar que ganase o perdiese, estaba entusiasmado por cualquiera de las dos. Así que esperamos.Desafortunadamente ocurrió algo que nos temíamos, y eso fue que su visita a la ciudad se retrasaría hasta mediados de noviembre. Cuando supe la noticia está de sobra decir que estuve desilucionado del tiempo que pasó, aunque pude entenderlo. Quise entenderlo. Como sea, pasamos de la noticia y acordamos retomarla cuando el momento llegase (que de hecho ocurrirá este noviembre pero esa es una historia diferente)Por tantos días a la espera de ese momento y sin masturbarme (como parte del acuerdo de este juego) estaba impaciente por llegar a casa y simplemente desahogarme; porque la noticia de que no llegaría a la ciudad sucedió cuando estaba fuera. Vaya "blue balls" tuve. El momento (im)perfecto. Entonces fui a la biblioteca de la ciudad, en donde entré para hacer unos trabajos en paz. En casa tendría que lidiar con las construcciones de los vecinos, y quería poder llegar para no hacer nada más que entrar a ver porno. Simple y sencillamente eso. Así pues saqué mi celular y empecé a trabajar. Copiar, investigar. Nada interesante de por medio.Hasta que noté el internet no sólo era curiosamente bueno, sino que también estaba solo. Fue hasta que escuché la puerta abrirse que noté la señorita que cuidaba la sala se había ido. "Quizá regrese dentro de poco" pensé.Fueron 5 minutos, luego el doble. Luego el triple. Luego casi 40 min. Nadie entraba y ella no regresaba.Revisé de nuevo la sala para confirmar que estaba solo. La idea de hacer algo allí fue increíblemente peligrosa, pero tuve la tentación de hacerlo, porque a fin de cuentas: ¿por qué no?Tomé el celular y entré a mi perfil de xhamster. Puse el primer video el cual a decir verdad ni siquiera miré, masturbándome sabiendo que estaba prácticamente a solas en público. Mi verga se asomaba por las mesas que a la vez cubren parte de la vista. Tendrías que agacharte con el pecho casi en el suelo para mirar a alguien desde cualquier otro ángulo. Continué. Estar sentado sin pensar en los remordimientos y consecuencias fue emocionante, pero más el hecho de que pasé de dejar de importarme a disfrutar de mi verga en plena sala abierta para mí solo.Este es un simple relato de masturbación pública, pero el final fue lo que me gustó debido a la perversión.Cuando por fin eyaculé lo hice con tanta fuerza que claro, cayó en la mesa, libros y la computadora de la señorita que cuidaba la sala. Ver mi semen chorreándose de todo lo que tocó, la cantidad y que era tan obvio, fue lo mejor.Salí de la sala en cuanto minutos después más gente entró, la suficiente como para no saber quién lo podría haber hecho. Y si ella supo que fui yo, no la volví a ver otra vez.